The dream of the blue turtles

Como buen ochentero, Sting y The Police fueron uno de los referentes musicales de mi adolescencia. La primera vez que me « tiré a pista » en uno de los bailes del cole, fue precisamente bailando uno de los éxitos de The Police, « Don’t Stand So Close To Me ». Claro con el soporte del video, copiar los pasos de Copeland, una serie de brincos sincopados que después fueron como una marca de generación.

De ahí en adelante; muchas de las fiestas a las que asistí, y que fueron muchas por cierto, en esa etapa de mi vida fueron animadas por este grupo. Y así, entre brincos y saltos muchas veces sentía que mi mensaje en la botella partía de diversos puertos y playas hacia destinos inciertos.

Cuando estaba de « moda », recuerdo que salí una vez por las calles de San José a buscar un regalo de cumpleaños para mi hermano menor. Era diciembre y regalar era un poco más accesible cuando en el bolsillo estaba el aguinaldo. En una pequeña tienda de la avenida segunda, estaba entre algunos y escogidos LPs este primer disco en solitario de Sting. La decisión fue sencilla, aunque por esos tiempos el tocadiscos de la casa paterna no estaba en muy buenas condiciones, pero aseguraba la tarea.

Tantos y tan inciertos que casi treinta y pico de años después escribo estas líneas a casi nueve mil kilómetros de donde nací y crecí. Un viaje que encontró la vuelta en espiral cuando, en medio de una tienda de discos usados, encontré una copia de este LP. Al igual que hace treinta y pico de años, no tuve la menor hesitación para cargarlo conmigo hacia mi apartamento.

En un primer momento, el solo hecho de repasar la composición de la banda con la que Sting grabó este disco es como cuando uno se antoja de algo y que con solo leer la receta, ya las papilas gustativas creen saborear el plato. Brandford Marsalis en los saxofones es solo un « puntal » de lo que se avecina en la degustación.

Recuerdo también que el Canal 15 de la UCR, pasó el concierto de la gira « Bring on the Night » la que nos permitió a muchos admirar la ejecución de casi todos estos éxitos en vivo y por supuesto con este monstruoso line-up.

Pero en lo que concierne este sueño de estas tortugas es que es un reflejo diáfano de un mundo que es diametralmente al que conocemos ahora, no solo en el aspecto tecnológico, si no en los sueños que algunos enarbolábamos en esos tiempos.

No mucho tiempo después de este disco, Sting se embarcó en la gira  « Derechos Humanos Ya! » patrocinada por Amnistía Internacional, junto con Bruce Springsteen y la E Street Band, Peter Gabriel, YoussouN’Dour y Tracy Chapman. Como era casi de esperar, estuve, junto con varios amigos y mi ex esposa en ese concierto, el primero que presentaba estrellas musicales de gran envergadura. No fue fácil para los organizadores, que tuvieron que hacerle frente a toda una campaña de difamaciones y cursilerías religiosonas que empezaban desde el arzobispo de la capital de Costa Rica hasta los editoriales de la Cámara Nacional de Radio que se oponían a este evento. Razones para estos beatos y reaccionarios elementos sobraban, pero entre tantos, la canción de Sting que condenaba al dictador Augusto Pinochet « Ellas bailan solas » y que pedía cuentas sobre los desparecidos.

La entrada al concierto no fue fácil. Nuestra pequeña aldea josefina se preparaba para este gran acontencimiento.  Las filas fueron monstruosas, algo que no ha cambiado mucho. el concierto del 2008 y 2009 de Iron Maiden no fueron mejores en ese aspecto. Todo para llegar al interior del antiguo estadio nacional y ser revisados como si entrámos como condenados a un recinto penitenciario. Esa costumbre tampoco había cambiado mucho en los inicios de los años 2000 cuando fue a escuchar un concierto a la antigua Aduana. Un retén de policías separaba el área del concierto del área de bar y los baños. Algo completamente desporporcionadamente represivo que no es más que una consecuencia de los prejuicios hacia el rock.

Esto me lleva a una simple anécdota para retratar esta dosis de puritanismo tan presente en Costa Rica. A mediados de los 90 regresaba de la asamblea anual del sindicato. Esa vez fue en el Palacio de los Deportes en Heredia. Para regresar a mi casa, decidí tomar un atajo y pasar por Santo Domingo de Heredia, un pueblo pintoresco a mitad de camino entre Heredia y Tibás. No sé qué festejaban en esos días pero había un concierto en el parque que está en frente de la iglesia. El grupo, creo, era el de los Hermanos Vargas, los precursores de los grupos de rock en el país, que hacían covers de varios éxitos.  El concierto sonaba bien y por eso me detuve, pero para mi sopresa nadie se movía. Todos, excepto un chico, estaban como petrificados. Yo empecé a mover tímidamente mis piernas y un poco mi cabeza siguiendo el ritmo de la música. Pero de pronto, en un santiamén un policía del pueblo desembarcó rápidamente y en medio de todo los presentes, sacó su bastón, le dio varios golpes al joven y se lo llevó detenido. Pero lo que fue todavía aún más asombroso fueron los gestos de aprobación de los presentes a la acción del policía. Eso fue lo que me decidió a poner mis pies en polvorosa y regresar a mi casa, sano y salvo para poner un cd de Nirvana para compensar un poco, entre una mezcla de cólera y asombro.

Solo cabe recordar que Costa Rica en esos años era la retaguardia militar de la contra financiada por los Estados Unidos. Muchas cosas salieron a la luz luego del escándalo Irán-Contras y de las investigaciones sobre el atentado de la Penca. John Hull, el finquero agente de la CIA operaba con toda impunidad desde la frontera norte de Costa Rica. Además el gobierno tico era parte del frente diplomático que impulsaba los acuerdos de paz que a la larga son los que dibujaron la situación actual en el área, con las caravanas de migrantes, las maras y la corrupción incesante de las cúpulas. No era de extrañar por razones obvias que todas esas fuerzas se opusieran a un discurso de respeto a los derechos humanos.

La tendencia que podríamos decir crítica del grupo ya se empezaba a dibujar desde los primeros discos . Creo que para los que lo conocen, desde canciones como  « Message in the Bottle » « Invisible Sun » « Walking in Your Footsteps » « One World (No three) » y otras denunciaban un mundo « libre » que no funcionaba, todo esto sin solemnidad ni panfletos, con una mezcla de reggae-pop-punk.

Este estilo que no es casual en Gran Bretaña que desde los años sesenta sucumbía a la influencia de la música soul y que lanzaría todo un movimiento denominado el “Northern Soul”. La voz de Sting se encuentra a medio camino de todos estos géneros que antes mencioné. No es ni uno ni otro.

Pero en lo que concierne a este sueño, me llaman la atención tres canciones, “Russians” “Children’s Crusade” y “We Work the Black Seam”. Estas son para mí un breve retrato de toda una época en la cual quedaba la huella de un mundo desaparecido, la URSS, las luchas contra las bases de misiles balísticos y la OTAN en toda Europa; una derrota que marcaría el destino de la clase obrera europea como lo fue la de los mineros ingleses y la memoria de una masacre monumental como lo fue la Primera Guerra Mundial y el presente tenebroso que se dibujaba para los chicos de los barrios pobres (cada vez más pobres bajo la Thatcher).

Esta relectura me abre más interrogantes que respuestas sobre el mundo de ayer y el actual. En Bruselas, desde hace tres semanas, miles de estudiantes de escuelas y colegios se manifiestan todos los jueves para protestar en contra de la políticas climáticas gubernamentales. Los diferentes personajes del mundo político liberal, tratan de convencerlos de la “real politik”. Es decir que “se hace lo que se puede” evidentemente este aspecto dictado por los grandes lobbys de la industria en todos los campos. Sin embargo el movimiento se ha ampliado con cierta tolerancia de las autoridades por el momento. Pero lo que más me conmueve es ver toda esa determinación que encierran en esos jóvenes que no es más ni menos ardiente que los jóvenes de otras generaciones que salimos o salieron a manifestar contra las políticas nefastas de otros gobiernos y otros personajes que han mutado con el tiempo hasta producir esperpentos a la Macron.

En todo caso, en algún momento alguien sacará del baúl algunos de la clásicos de otras épocas y los harán revivir como otros que nuestra generación hizo resurgir porque la reivindicación de un mundo mejor no desaparece con la resignación de unos o la pseudo visión realista de otros.

Y si tuviera que encapsular la banda sonora del 2019, qué le pondría?

 

Auteur : quemediceblog

Con cientos de poemas perdidos y muchas historias por contar.

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